Toda mujer es protagonista de un doble reto, Vivir una vida plena y transformar su mundo

Sociedad de Poetas Andrés Eloy Blanco

Seccional Trujillo

Anita Mendoza

miércoles, 1 de febrero de 2012

PLENO INDICIO


Cuerpo lienzo
María Calcaño



María Calcaño fue una de las fundadoras junto a Enriqueta Arvelo Larriva, en fundar la poesía moderna venezolana, y a pesar de sus diferentes maneras y estilitos de compartían esa necesidad interior de escribir, entregadas a una fuere vocación poética que impulsa a asumir el verbo revelado en la forma. María se nombra desde lo femenino, pero ese femenino que puede ser gozoso y amenazante. En su libro Alas fatales, .María Calcaño nos muestra su intensión   de desacralizar a partir de jugar con ciertos temas del romanticismo  y del modernismo, la mujer  y su actitud ante la vida, lo que amenaza y armas que posee para construirse y salir victoriosa en la lucha alienante de la vida.




María Calcaño contra la naftalina

Esta belleza es María Calcaño, una poeta de Maracaibo a quien le habría cuadrado perfectamente aquel verso con el que Celaya define a su poesía como un arma cargada de futuro expansivo / con que te apunto al pecho. Incapaz de leerla la sociedad venezolana de la época, saturada de naftalina como estaba, pareciera que María Calcaño hubiera escrito para nosotros, pese a que murió hace casi cincuenta años.


Publicó sólo tres libros, el último de los cuales apareció póstumamente: Alas fatales (1935),Canciones que oyeron mis últimas muñecas (1956) y Entre la luna y los hombres (1961). Su escasa producción, en la que aborda el amor y el erotismo tan mal vistos en una señora decente de entonces, grita libertad desde la garganta de una mujer que se declara ser humano, y que reclama la dignidad que aún hoy le sería negada en más de un término. Y todo esto envuelto en un celofán de delicada sutileza que convierten su lectura en todo un placer —en el más absoluto sentido de esta palabra.

Ana María Romero P. la describe, en este interesante  estudio sobre la literatura del Zulia, como “una exquisita y aislada poeta vanguardista sin seguidores ni antecesores, ni en la región, ni en el resto de Venezuela”.

Había olvidado las muñecas

Por venirme con él.
De puntillas,
conteniendo el aliento
me alejé de mis niñas de trapo
por no despertarlas…
Ya me iba a colgar de su brazo,
a cantar y bailar
y a sentirme ceñida con él:
como si a la vida
le nacieran ensueños!
Yo no llevaba corona,
pero iban mis manos colmadas
de bejucos floridos de campo,
de alegría, de amor, de fragancias.

Muchas noches pasaron encima
de aquella honda pureza sagrada.
Todo el cielo volcado en nosotros!
Había olvidado las muñecas.
Ahora él se ha ido.
Lo mismo.
Despacito, por no despertarme…

                                             
 Me ha de bastar la vida

Crece sobre mi carne dolorosa
lamiéndome hacia dentro,
hoguera deliciosa!

¡quémame duro, hondo!...
ni en mi dolor reparo
cuando te pido

Recia  lastimadura.
molde sangre
sólido.

Como un cielo
Fundido en el vientre…
Le aventara su gárgara

Mi vida!
(Alas fatales 1935)

¡Qué males son estos ¡

¡Qué males son estos ¡
Lloro
y no dejo de estar hermosa.
Pero no puedo moverme en muchas horas.

y esta palidez
que sabe a caricia
estoy sonreída
como con otro rostro
Muy lejano….

Si este ruido  que escucho
Fueran tus pies descalzos
desnudos
¡para resbalarlos por esas sabanas tibia…!

Enérgica es la caricia que me inunda.

(De la hermética maravillada inédito)







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